lunes, 21 de enero de 2008

MI GEMELA QUERÍA QUEDARSE DENTRO

¡Un momento!, dijo la comadrona. ¡Parece que viene otro!. Y dejaron de interesarse por mí. ¡Manos a la obra otra vez!. La cara de mi madre, un poema. ¿pero cómo? ¡no puede ser!. Pero sí podía ser ¡vaya que sí podía!. La jeta de mi hermana, sin salir. ¿para qué? Era dueña y señora de un sitio que habíamos compartido nueve meses y se podía mover a sus anchas. ¡Nada, que no sale! Empujando, y nada. Yo, que le había hecho todo el camino y ella allí, tan tranquila ¡si lo llego a saber! ¡resultó mucho más lista que yo! Yo, que ya estaba fuera, con frío, intentando respirar y hacerme con el nuevo medio, y ella estirándose de una manera que yo desconocía. Yo tampoco querría salir. Todos empeñados en que saliese. Quería decirles que la dejasen en paz, que la comprendía, pero por mucho que me movía, no me hacían caso, no me entendían. Mi primer contacto con la incomprensión. ¡que no salga, que no salga! Pensaba. Mi hermana se había hecho fuerte allá dentro. Ya empezaba a echarla de menos. ¡tanto que me molestó y ahora, mira que si no sale....! Pero ¡quiá! ¡de eso nada! La señora empeñada en que tenía que salir. ¡Esta sale! ¡Vaya si va a salir! (decía) y metió la mano para sacarla. ¡Pobre hermana, por mucho que intentaba escapar, veía esa cosa enorme que quería agarrarla, y aterrada, con un movimiento rápido, se escurría para otro lado. Le cogió el pie, y se le escurrió. Ahora el brazo, también se escapó. Al fín le sujetó la cabeza. Ella quería gritar, pero no le salía, le dio media vuelta y... ¡por fín, la tenemos!. ¡Pobre, como lloraba! ¡Nunca la había oído. ¡qué raro sonaba! ¿sonaría yo así? Y estaba tan lejos, tan lejos...

Ya estábamos las dos en lo que llamaban “mundo”. Pero ¿por qué dos?. Pues la cosa es muy sencilla. Nuestra madre era muy, muy religiosa y creyente. Como ya tenía un hijo, su primer y deseado hijo varón, quiso la niña. Y la quería con tantas ganas, que fue a una iglesia donde decían que la Virgen concedía todos los deseos y allí, arrodillada, pidió que su segundo hijo fuese una niña. No contenta con eso, y por si acaso, volvió a otra iglesia, insistiendo en la niña. Y.. ¡toma niña! Se ve que la Virgen se sintió generosa.

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FALDON DE CRISTIANAR

FALDON DE CRISTIANAR
Con este faldón se bautizaron nuestro padre y nuestro abuelo.