martes, 4 de diciembre de 2007

NUESTRO PRIMER DIA

Aquí me tenéis, a los dos días de haber nacido. No puedo saber cuál soy de las dos, si la que duerme sonriendo, o simplemente la que está durmiendo. Siempre tendremos este conflicto. Para saber quién somos, en las fotos de cuando eramos pequeñas, le preguntamos a nuestros dos hermanos. Ellos sí que saben. Pero nosostros..... ¿Por qué no sabremos nunca cuál somos? ¿será que nos da lo mismo?.
Y ahí está mi hermanito, nuestro hermanito, que nos lleva dieciséis meses. Se nota que está absolutamente desesperado. No es para menos. Porque una cosa es que seas un príncipe destronado, que ya es, y otra, muy otra, la suerte que le tocó a él: ser doblemente destronado. Con razón siempre dijo que las desgracias nunca vienen solas....
¿Y mi, nuestra madre, cómo es posible que pueda sonreir?.... A cualquiera que nos pasase eso, incluso hoy día, es para llevarse un susto.... Pero si pensamos en hace cincuenta y ocho años......
Ella no sabía ni por asomo que esperaba gemelas.¡Aún pasarían muchos años hasta que se descubriese eso de la Ecografía, eso de hacer fotografías dentro del seno materno..... Simplemente, ocurría. Mi madre acababa de tenerme, por supuesto en la casa de su madre, y cuando ya se disponía a descansar del esfuerzo, va y le dice la comadrona: Uy,,... que parece que viene otra...
Para morirse. Y allí estaba mi hermanita, que no le daba la gana de salir... Ella pensaba: ¡Con lo bien que estoy ahora! ¡Todo el sitio para mí! ¡ni hablar, que yo de aquí no salgo... y yo venga a mirar el agujero que acababa de dejar, y diciendo ¡menuda fresca!, a fuerza de darme patadas, no tuve más remedio que salir y ella.... pero también estaba preocupada. La verdad es que yo no sabía que ahí dentro se podía estar sola. Sino ¡de qué! porque además de las patadas, que ayudaban, no voy a decir que no, tenía mucha curiosidad por lo que habría fuera de aquel lugar, que ya se había hecho demasiado pequeño para dos personas. ¡Y mira si no sale ahora...! era como si se me hubiese quedado un trozo de mi dentro.

1 comentario:

La Otra dijo...

Y bien, sí.
La verdad es que me sentía muy bien dentro de la barriguita.
Por fín, para mí sola.
Que al principio no se notaba apenas, aún no controlábamos mucho.
Pero a medida que vamos creciendo, el espacio se reduce en la misma proporción.
Y un pie en el ojo...
Las manos, qué os voy a decir, un lío.
¿Y los cordones umbilicales? Si ya uno es un problema, qué decir de dos ...
Imposible.
¿Cómo no iba a querer quedarme dentro?
En fin ...

FALDON DE CRISTIANAR

FALDON DE CRISTIANAR
Con este faldón se bautizaron nuestro padre y nuestro abuelo.